miércoles, 29 de febrero de 2012

Ternura de un alma de 17 años.


Llegamos juntos a un rincón de este infinito mundo hecho pedazos.

Desconocidos los dos, sin sospechar siquiera que de un día para el otro
la distancia de nuestros corazones tendría algo que enseñar.
Atraídos por un estruendoso sonido mágico para nuestros oídos,
dos ojos se cruzaron a larga distancia,  
se unieron formando un infinito universo desierto de almas.
Solos los dos, en una noche estrellada de luna llena,
tu cuerpo cubría al mío del frío que nos acechaba.
Sentí tu calor toda la noche,
la luna que nos maravillaba se despedía lentamente
para dejar que el amanecer me despertara en tus brazos.
Bajo el calor del sol me declaraste tu infinito amor exorbitante para mí,
desde ese momento quise amanecer en tus brazos para siempre.  

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